Hay curiosidades sobre las tarjetas de visita que el otro día se nos quedaron en el tintero.
Las tarjetas de visita empezaron a tener tipos de códigos secretos (ya sabéis, hecha la ley, hecha la trampa). Un código sólo descifrable por los interesados. Podían incluirse preguntas, apalabrarse encargos, establecer citas, preguntar acerca de los planes previstos…
En los funerales y en los duelos, se dejaba una tarjeta de color negro con el nombre de la persona que la dejaba escrito en blanco.
Se utilizaban tanto estas tarjetas, que nació su “envase”: el tarjetero, un estuche para llevarlas.
En 1987 nació la “tarjeta para tímidos”, inventada por Diana Amsterdam, pensada para la gente que no podía expresar sus sentimientos a la persona que querían.
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